La casa del pueblo ha ganado un mayor protagonismo en los dos últimos años. Para algunos ha sido siempre el refugio de los fines de semana o vacaciones, para otros el punto de encuentro con sus raíces. Pero tras la pandemia, la vivienda en un pueblo representa también la posibilidad de disfrutar de espacios más grandes y abiertos y con ella se recupera la idea bucólica de vivir en contacto con la naturaleza.
«Estos cambios junto con la posibilidad de teletrabajar de manera generalizada, provocaron que una parte relevante de la demanda de vivienda de las grandes capitales buscara una alternativa en mercados alejados del centro de la gran ciudad», explica Ferran Font, director de Estudios de Pisos.com. Aunque no se ha convertido en una tendencia al alza ya que «con el fin de las restricciones y la vuelta paulatina de la presencialidad en el ámbito laboral, este interés no ha crecido», apunta Toni Expósito, CEO de Comprarcasa.
En 2021, el porcentaje de compraventas en lo que conocemos como la España Vaciada (en zonas como Aragón, Extremadura y las dos Castillas) fue del 13%, según el INE. En las zonas más rurales de España los precios suelen ser mucho más atractivos si se compara con el cómputo nacional. «Los últimos datos del Ministerio de Agenda Urbana señalan que en comunidades como Castilla-La Mancha o Extremadura el valor tasado medio de la vivienda libre no llega a los 900 euros por metro cuadrado, mientras que el valor medio en toda España es de unos 1.657 euros», apunta Expósito. Y en las zonas más rurales las variaciones de precios suelen ser más suaves respecto a las del resto del país. «No obstante, las previsiones para este año indican una revalorización en el precio de varias zonas de esta España Vaciada», añade.
Aún no existe información exacta para saber si este desplazamiento hacia los pueblos puede tener grandes implicaciones en el ordenamiento del territorio. Desde el punto de vista urbanístico, se puede hacer una doble lectura. «La negativa es que estos pueblos pueden no estar preparados para tanta gente y sus infraestructuras se queden cortas. Además, se producen nuevas construcciones en zonas que no son adecuadas, ilegales y eso puede deteriorar mucho el entorno natural», cuenta Javier Neila, catedrático de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid. «La parte positiva es que se puedan recuperar los pueblos que tienen valores patrimoniales que hay que potenciar y defender y para ello se tienen que utilizar», añade.
A la hora de comprar una segunda residencia en el pueblo «el conocimiento del mercado local es clave. Acudir a un profesional especializado que nos ayude a hacer una valoración del estado de la vivienda, verificar si existen cargas o a calcular los costes asociados será clave para verificar si el precio entra dentro de nuestro presupuesto o no», indica Ferran Font.
Por otro lado «es importante desconfiar de las gangas ya que la desinversión es un factor importante a tener en cuenta en una segunda residencia. Si en un futuro existiera la voluntad de desprenderse de ella, si ésta se encuentra en una mala zona obviamente será mucho más difícil de vender o de recuperar la inversión realizada», matiza. Si bien hoy en día, con el acceso a internet y la existencia de distintos portales inmobiliarios, es fácil conocer las viviendas disponibles, desde Pisos.com recomiendan «desplazarse hasta el lugar y contactar con agentes locales que puedan conocer una realidad más localizada y si existe alguna opción alternativa».
Toni Expósito habla incluso de frecuentar el lugar y hablar con los vecinos «para hacerse mejor a la idea de lo que supondría comprar una vivienda ahí». No es buena idea ir de vacaciones una vez a un pueblo o zona costera y «tomar la decisión de compraventa sin tener en cuenta las oportunidades y riesgos». Al elegir la residencia hay que comprobar que todo está en orden y en perfectas condiciones. «Por supuesto, es esencial revisar que las instalaciones de luz, gas y agua funcionan correctamente, así como la distribución interior del piso y su orientación, aspectos importantes si en la vivienda se pasarán largas temporadas. Además, en zonas rurales también es importante revisar que la cobertura y la conexión a Internet son óptimas».
Hacer cuentas antes de tomar la decisión de compra es igualmente decisivo porque «no solo hay que tener en cuenta el precio de la vivienda, también los intereses de la hipoteca, los impuestos, el seguro de hogar, costes de mantenimiento, comunidad de vecinos, posibles reformas…», advierte Expósito.
Una vez decididos a dar el paso, es muy probable que haya que hacer alguna reforma en las viviendas cuando no se trata de construir desde cero. Diego Quintas, arquitecto del estudio DQarquitectura, trabaja en la recuperación de casas de pueblos en Galicia y desde la pandemia han duplicado su trabajo. «El principal interés de nuestros clientes es tener una vivienda en el campo, en la naturaleza, porque viven en la ciudad. Muchas veces son casas de los abuelos que los nietos quieren recuperar y seguir una tradición», explica. Y en este tipo de obras «el problema es que se espera que sea más barata».
Si bien en una vivienda nueva se define lo que se quiere, «con casas de piedra, por ejemplo, hay imprevistos y no se puede saber lo que cuesta». Además, si se trata de una vivienda con una cierta historia, «no somos amigos de hacer lo que nos dé la gana, hay que respetar la forma de la casa y sus elementos específicos». Problemas habituales son las humedades o aumentar las ventanas en las paredes de granito. En el caso de este estudio de arquitectura, donde también realizan trabajos de decoración, «recuperamos cosas antiguas de la casa, pero damos un punto moderno con cosas nuevas».